CESM, por un Pacto de Estado,por la Sanidad Publica

La jornada de trabajo que ha servido de telón de fondo al XXX aniversario de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, celebrado en la ciudad de Valencia este viernes se ha desarrollado inevitablemente bajo el signo de la crisis económica que afecta de un modo especial a España, y que los propios médicos empiezan a acusar de un modo bien directo en forma de congelaciones de acuerdos retributivos ya pactados o de otras decisiones tendentes a ahorrar a toda costa porque no hay dinero. Eso es lo que han hecho los gobiernos autonómicos de Baleares, Galicia y Madrid, y la lista parece tan abierta como previsible.
¿Qué hacer en tales circunstancias? Ésa fue la pregunta que flotó en el ambiente al que se sumaron más de 200 dirigentes y afiliados de la CESM durante su encuentro a orillas del Mediterráneo, y aunque la respuesta se intuye difícil, hay algo que no ofrece dudas puesto que es por donde se debe empezar: que la Sanidad deje de estar permanentemente en el espacio de confrontación entre los partidos políticos, o del debate más o menos ideológico, para conservarla en lo que mejor tiene de servicio a los ciudadanos.
Eso implica que la idea de alcanzar un Pacto de Estado por la Sanidad, lanzada hace año y medio por el entonces ministro de Sanidad Bernat Soria, debe llevarse a adelante. “Necesitamos con carácter urgente e imprescindible un pacto como el que en su día se firmó con respecto a las pensiones, es decir, que atienda al bien común y esté por tanto despolitizado”, coincidieron en señalar tanto el presidente como el secretario general de CESM, Andrés Cánovas y Patricio Martínez, respectivamente, en la rueda de prensa que se convocó ex profeso para hacer público el sentir de los médicos sobre las perspectivas amenazantes que se ciernen sobre la sanidad pública.
Martínez abundó en los objetivos que los médicos querrían ver cumplidos mediante ese gran acuerdo: “Se ha de buscar por encima de todo la sostenibilidad económica del sistema, porque sin esa condición nada es posible. Y a partir de ahí, hay que reestructurar lo que tenemos sobre la base de cambiar la actual desconfianza que se tiene hacia los profesionales por su involucración activa en la organización que hace posible el día a día de la atención que demandan los ciudadanos”. En este sentido, abogó por la cohesión de las políticas de personal en el Sistema Nacional de Salud, por que se asegure la libre circulación de los facultativos entre los diferentes servicios de salud (coartada hoy por cuestiones como los diferentes desarrollos de la Carrera Profesional o los condicionantes lingüísticos) y por la recuperación de la autoridad clínica, y por tanto funcional, del médico al frente de los servicios asistenciales.”
El secretario general de CESM señaló que estas metas se aceptan desde la propias instancias políticas, “porque se entiende que son lógicas y favorecerían la mejor marcha del sistema”. Sin embargo, añadió que esa faceta predispuesta a tratar mejor el médico se inhibe ante otra que incide en la desconfianza que tienen “todos” los políticos ante los médicos, “seguramente porque saben que disponemos de un poder, que es el curar a los ciudadanos y a ellos mismos, que escapa a su control”.
Esta prerrogativa es precisamente por la que Martínez apuesta a la hora de que los médicos “se levanten” y digan “si es preciso, hasta aquí hemos llegado”. El planteamiento estimulante, por lo que tiene de contundente realidad, es que “sin médicos no hay Sanidad”, de lo que se deduce, concluyó, que “si somos conscientes de ello y hacemos valer este principio ante quienes ponen constantes trabas a nuestra consideración profesional, la partida en la que nos encontramos puede empezar a pintarnos mejor”.
INTERLOCUCIÓN DIRECTA
Para poner de relieve la voluntad de los médicos españoles de coger las riendas de la situación se encontraba presente en la rueda de prensa el actual secretario general del sindicato Médicos de Cataluña, Antoni Gallego. A él le correspondía hablar de la experiencia reciente en esta comunidad autónoma en pro de que los facultativos se sacudan el yugo de las Mesas Sectoriales (en la que siempre serán minoría en razón de su menor número entre el total de trabajadores sanitarios) y reivindiquen la interlocución directa con las empresas administradoras del servicio, sean éstas públicas y privadas. Y es que, en efecto, si algo quedó claro en el transcurso de la jornada de trabajo es que, aparte de demandar unas reglas de juego actualizadas que permitan una mayor sostenibilidad y eficiencia al sistema, los médicos apuestan por constituirse en los reguladores de su propio destino mediante la creación de canales directos de debate y negociación con sus empleadores.
Tal objetivo fue también puesto de relieve por el secretario general del Sindicato, quien se remitió en más de una ocasión a las conclusiones del X Congreso Confederal (Toledo, junio de 2008) para enfatizar que la actual ley de elecciones sindicales “es un fraude” y que el “profesionalismo del siglo XXI” pasa, como primera medida, por exigir que a los médicos se les reconozca el derecho a hablar por sí mismos “en virtud de lo que somos y de las especiales aptitudes que ponemos a disposición de los ciudadanos”.
El nuevo modelo de representación institucional que los médicos están empeñados en conseguir se fundamenta, según Martínez, en el sólido postulado de que “somos los poseedores del conocimiento y depositarios de la confianza del ciudadano”, además de en el hecho de pertenecer a un gremio al que históricamente se le ha reconocido su capacidad para autorregularse mediante un código ético y de acreditación que difícilmente encuentra parangón en otras profesiones.
El fin último que persigue el empeño de CESM de que los médicos se representen a sí mismos no es de índole, digamos, meramente corporativa. Se trata más bien de “recuperar el placer de ser y hacer de médico”, algo que sólo se conseguirá cuando la profesión en pleno esté decidida a reclamar tan satisfactoria perspectiva.
En este punto, Martínez apuntó que no es otro el horizonte que se ha marcado el Consejo de la Profesión de la Médica, constituido en julio de 2008 y en el que colegios, sindicatos médicos y sociedades científicas, entre otros estamentos de la profesión, trabajan desde entonces por poner los cimientos de una unidad de acción de la que cabe esperar importantes logros.
PRESUPUESTOS FINALISTAS
En cuanto a la suspensión de los pactos retributivos y de otro tipo que se están llevando a la práctica en varias comunidades, Martínez dijo que “los acuerdos están para cumplirse”, y que no es justificable escudarse en la crisis económica cuando resulta que hoy son muchos los gobiernos autonómicos que no dedican con carácter finalista el presupuesto que reciben para Sanidad.
Ésta condición, es decir, que el dinero que se reciba de los presupuestos generales para la atención sanitaria de los ciudadanos tenga ese fin y no se destine a construir carreteras o a subvencionar televisiones autonómicas con abultadas pérdidas, sería lo primero que ha de observarse antes de entrar a debatir otras posibles fórmulas de sostenimiento económico del sistema público.
El secretario general de CESM aludió en concreto al copago o participación de los ciudadanos en función de la cantidad y calidad de asistencia que reciben, y comentó que los sindicatos médicos estarían dispuestas a defender públicamente la idoneidad de una financiación directa adicional por parte de los pacientes si la premisa anterior se cumpliera.
UN CONSEJERO… A FAVOR
Los afiliados presentes en el acto donde se pronunciaron estas palabras tuvieron la oportunidad de pulsar la voz de la Administración por boca del consejero de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Manuel Cervera, encargado de inaugurar la jornada y quien se sumó, al parecer con gusto, al debate público que en ese momento tenía lugar ante los periodistas.
Tras agradecer la invitación formulada por el sindicato CESM-Valencia y reconocer con cierta admiración el talante peleón de sus dirigentes, Cervera diagnosticó que estamos en un momento de “grave” crisis económica y admitió acto seguido que “el crecimiento de las demandas y exigencias de los ciudadanos” deben ir acompañadas “de una financiación sanitaria adecuada que cumpla sus expectativas y la de los profesionales sanitarios”.
Coincidió con CESM en que “hay que aprovechar” y “poner los cimientos de una nueva relación” entre la Administración y los profesionales, además de postular que “todas las administraciones deben actuar de manera coordinada”. También hizo suyo el criterio de la organización sindical de que es “más necesario que nunca” un Pacto por la Sanidad. De hecho, recordó que la ministra se ha comprometido, en respuesta a la petición de las comunidades autónomas, a reunir antes de que termine el año a la Comisión Interterritorial para analizarlo.
“No hay que hacer un debate político sino coordinado entre todas las comunidades para que el estado de bienestar siga adelante”, subrayó, incidiendo así en que el objetivo final debe ser “garantizar entre todos que nuestros hijos podrán seguir disfrutando de las ventajas que presenta el sistema actual”.
Para ello, insistió en que ante el continuó incremento poblacional y de las mayores exigencias del Estado del bienestar es “necesaria una financiación adecuada” pues, adujo, “no se puede exigir profesionales excelentemente preparados si no se les prepara, y eso tiene un coste”, recalcó, “como tampoco se les puede someter a una “evaluación continúa” si no se les proporciona de “una mejor dotación de recursos de formación continuada”.
Como cabía suponer, Cervera resaltó la “eficiente gestión” que se lleva a cabo en la sanidad valenciana, “al prestar un gran servicio pese a que invertimos en ello dos o tres puntos menos del PIB que algunos países europeos”. No obstante, advirtió de que este gasto “no puede seguir creciendo de forma exponencial” porque “llegara el momento en que no se puede mantener”.
Fuentes: CESM, 14-11-2009
http://www.cesm.org/nueva/index.asp?pag=detallenoticia.asp&formid=507226&categoria=2