Los humanos somos seres intensamente sociales y el vínculo soporta nuestras vías. Ya saben aquello de “las penas compartidas se dividen por dos”. Todos nos beneficiamos psicológica y físicamente de la interacción social, ya que todos somos interdependientes. Cuanto más estemos integrados en una red de amigos, por ejemplo, menos probabilidades tenemos de enfermarnos y mayores serán nuestras tasas de supervivencia.
Se ha descubierto que las personas que pertenecen a más grupos, como clubes deportivos, iglesias, grupos de pasatiempos, reducen su riesgo de depresión futura en casi un 25%. Por otra parte, la pandemia de la soledad se ha acelerado en la última década y cada vez conocemos mejor las consecuencias potencialmente graves que esto puede tener en nuestra salud mental y física y en nuestra longevidad. En otras palabras, la soledad, el aislamiento y la privación social matan.
Por eso me permito hacer una chuleta, de varios autores, a modo de GPS para, mejorar la calidad de nuestras relaciones interpersonales y prevenir conflictos, que, por otra parte, son inherentes a la vida.
Ahí van:
1-Principio de autonomía personal. Ayúdate a ti mismo y los demás te ayudaran.
2-Principio de prevención de dependencias. No hagas por los demás aquello que son capaces de hacer por sí mismos.
3-Principio de bumeran. Todo lo que haces a los demás te lo haces a ti mismo.
4-Principio del reconocimiento de la individualidad y la diferencia. No hagas por los demás aquello que te gusta a ti: pueden tener gustos distintos.
5-Principio de moralidad. No hagas por los demás aquello que no quieres que te hagan a ti.
6-Principio de auto aplicación previa. No podrás hacer ni dar a los demás aquello que no eres capaz de hacer ni darte a ti.
7-Principio de limpieza relacional. Tenemos la responsabilidad de hacer limpieza de las relaciones ficticias, insanas y que obstaculizan nuestro crecimiento como personas.
Y qué decir del respeto. Hay suficiente cantidad de esa preciosa sustancia para todos. Al igual que muchas hambrunas, la escasez del respeto es obra humana; a diferencia del alimento, el respeto no cuesta nada. Si es un valor que no tiene precio y tan necesario, entonces, ¿por qué escasea?
Y recuerden aun, aquí y ahora, que estamos en derrota transitoria, pero nunca en doma, y menos aún en quejorrea lacrimógena y patética.
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