Cuando se crearon este tipo de empresas públicas y las fundaciones hospitalarias, SIMEBAL mostró se oposición total, y aventuramos que acabarían disolviéndose para regresar al redil de lo público. Presumíamos fundadamente que el “desencorsetamiento” (palabra que se blandía por los promotores del invento como razón última) de la Administración Pública sólo aportaría: descontrol del gasto, “colocadero” de amigos y parientes de los políticos de turno, especialmente en los mandos y cargos directivos ( cierto que la mayoría de trabajadores entraron por valía y méritos demostrados) y peor gestión a un más alto precio y otras lacras diversas. El tiempo da y quita la razón, ved el BOIB de hoy:
http://boib.caib.es/pdf/2012032/mp63.pdf