En un artículo publicado en la última edición de GACETA MÉDICA, el perdiodista Sergio Alonso, redactor jefe del periódico LA RAZÓN, establece tres categorías diferentes en el mundo de las organizaciones sanitarias. «En la primera se engloban las entidades que, voluntariamente, sucumben a los cantos de sirena del poder, aun a costa de renunciar a su independencia e, incluso, a la defensa a ultranza de sus representados. En una segunda categoría podría incluirse a aquellas asociaciones que prefieren mantener una actitud tibia, sin posicionamiento claro, y que optan por moverse en la dirección en la que el viento sople. La tercera está integrada por las organizaciones irreductibles, auténticos huesos duros para ministerio, consejerías y otros centros de decisión, y cuya estrategia pasa por defender a largo plazo los intereses de sus asociados pese a sufrir por ello todo tipo de ataques por parte de los agentes que les rodean. El mejor ejemplo de este último grupo es la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), de Carlos Amaya, gran vencedora en las últimas elecciones sindicales y verdadero martillo».
A continuación, el semanario hace un repaso de las batallas lideradas por el sindicato médico a lo largo de los ministerios de Ángeles Amador (gobierno del PSOE), José Manuel Romay, Alberto Núñez Feijóo, Celia Villalobos y Ana Pastor (gobierno del PP), y en la actualidad con Elena Salgado (gobierno del PSOE). Todo un recorrido que permite a GACETA MÉDICA concluir diciendo: «(CESM) es, en fin, una organización irreductible. De ahí su éxito en las elecciones sindicales».