Los empleados públicos, al socaire de una crisis que no hemos provocado, somos objeto de graves retrocesos y mermas en las conquistas y avances sociales logrados en décadas de actividad sindical. Hasta ahora las sustracciones retributivas y sociales no han generado más contestación que la oposición verbal, pero la deriva de los acontecimientos empieza a ser insoportable; en Cataluña y Valencia las afrentas a los empleados públicos van in crescendo, y tememos que se traten de imitar en otros pagos autonómicos (como el aumento de jornada semanal en 2,5 horas que, por ahora, solo afecta a funcionarios estatales, reducciones salariales adicionales a las estatales, supresión de los días de libre disposición, atropellos diversos al personal interino o temporal en forma de reducción de jornada y por tanto de salario, etc., etc.).
Todo tiene un límite y mientras la clase política -corresponsable de la crisis- ha dejado practicamente indemnes sus múltiples y escandalosos privilegios retributivos y de protección social que se autoconcede sin pudor alguno, aplica graves castigos a los empleados públicos que sufren doblemente los perjuicios: primero como empleados y despues como simples contribuyentes. Alguna gota hará rebosar el vaso.
Ayer el Conseller de Hacienda de Valencia comunicó los recortazos autonómicos adicionales a los del Estado a los sindicatos, lo que hizo que estos, entre ellos CEMSATSE, abandonaran la reunión y tildaran de “atraco” las medidas. CEMSATSE advirtió que los facultativos perderán en Valencia entre 1.600 y 6.200 euros menos al año.
“Metges de Cataluunya” (CEMSATSE), por su parte advierte:
“Indigneu-vos!. L’onada de revoltes ciutadanes que exigeixen un canvi de paradigma i una nova manera de fer política està cristal·litzant sota un crit unànime: indignació! Els metges i les metgesses no hem quedat al marge d’aquest enuig. Les bates blanques hem estat les primeres en sortir al carrer per protestar contra unes retallades injustes i indiscriminades que amenacen el sistema sanitari públic.”
